París sufría una noche de terror de viernes 13. Esta vez no eran caricaturistas de Mahoma, ni supermercados judíos ni grupos específicos. Siete puntos en la ciudad, más de un centenar de muertos, un concierto, un bar, un restaurante, un estadio, la ciudad en pánico, militares y policías, balas y bombas.
El Presidente juraba que sería implacable, estado de excepción, los mandatarios del mundo enviaban condolencias, se cerraba la frontera y toda la escena nos recordaba, por si nos habíamos distraído, que el mundo es un lugar inseguro.
Pero lo más aterrador es cuando, como animales intelectuales que somos, forzamos la lógica. El humano es entrenado para que la lógica le proporcione cierto sosiego. Y así y todo, fuerza lógicas para tratar de entender su entorno.
-Bueno, es un batalla religiosa, los países colonizadores están pagando su pasado, es respuesta a las tragedias que el primer mundo infringe a medio oriente, bla bla bla.
Y así vamos enhebrando lógicas que nos traen calma desde la distancia de todo hecho.
-Bueno, eso es cosa de religiosos extremistas, eso es cosa de los europeos, eso es asunto de los gringos, eso es un tema de Ayotzinapa, eso pasa en la Franja de Gaza, eso pasa en Centroamérica, todo esto es para justificar los presupuestos en Defensa y dar pie a la derecha a aplicar leyes restrictivas y discriminatorias, todo esto es respuesta a las acciones militares de la OTAN-. Lo que gusten.
Esta semana fue un verdadero desfile de lógicas forzadas. Política, religión, sociedad, historia, todos retorciéndose para encontrar esa lógica imprudente que calma a los amenazados... O justifica lo amenazante.
Los que encuentran lógica en todo esto, haciendo gala de sus confusos conocimientos históricos que parecen colocarlos en un frío pedestal de entendimiento, búsquenle la lógica a ir a un concierto y morir ametrallado, búsquenle la lógica a estar tomando un café en un bar después de un día de trabajo y recibir una bala de fusil en la cabeza, búsquenle la lógica a recibir una llamada informándote que alguien cercano está en el hospital peleando por su vida porque un suicida que pasaba por la puerta estalló en nombre de Isis, Alá, Dios, algún imán iluminado o Mickey Mouse.
No la van a encontrar, y los que gustan de aplicar la lógica no se atreverán a hacerlo frente a las victimas.
¿Cuál es la lógica que aplica el que, en medio de la tragedia, pregunta irónicamente?
-¿que los muertos de París valen más que los muertos diarios de Siria?
¿Francia no habrá tenido lo que se merece?
¿por qué no vemos a los mandatarios occidentales reaccionar así por los asesinatos que sus ejércitos realizan en Irak, Afganistán, Pakistán?
¿y de los gobiernos terroristas no hay nada que decir?
¿por qué la noticia de París ocupó diez líneas, los bombardeos en Siria nueve, el ataque en el Líbano ocho y los asesinatos en Michoacán siete?
¿lo que se preocupan por París por qué no se preocupan por los muertos en sus países?
La lógica de la imprudencia, de la ignorancia disfrazada de intelecto. Una lógica forzada basada en aquella que explica que a toda acción corresponde una reacción. Lógicas globales que tienen su sustento bien firme, pero que se caen a pedazos en lo individual.
Cuando los reyes de la lógica me aseguren que todos los muertos de París estaban a favor de la intervención militar francesa, que todos los muertos de Atocha estaban interesados en el petróleo, que todos los fallecidos en las Torres Gemelas eran marines en guerra contra Al Qaeda, que todos los asesinados colaboraron con algo más que simplemente estar allí, quizás me sume a alguna de esas lógicas que florecen cuando las masacres nos espantan y tratan de explicar que la noche que tuvo Francia fue lógica.
Por respeto a los muertos, por respeto a nosotros mismos, a veces es prudente no tratar de aplicar lógicas que expliquen, por ejemplo, la sangre en las veredas de París.
Como humanos necesitamos datos que nos expliquen el mundo mediante una lógica que nos permita comprender. El riesgo de forzar la lógica es justificar cosas injustificables. Es entrar en la misma lógica del asesino que cree estar impartiendo justicia, que cree estar vengando la violencia del poderoso, que cree estar convirtiéndose en héroe, que cree estar justificado en sus acciones por una lógica mística.
Otra noche de terror en la tierra. Alguien que no tenia que morir murió, alguien dejará flores en una puerta, alguien opinará, alguien dejará un poema cursi en un muro, alguien no encontrará explicación a su sufrimiento, alguien cantará un himno, alguien masticará odio, alguien dará un discurso, alguien aprovechará la situación y alguien tratará de forzar la lógica para no morir de miedo.
Trece de noviembre, París, el horror humano. La estupidez del que se cree listo explicando porque tiene lógica que París haya tenido la noche que tuvo.
¿Que tendrás que decir: CHARLIE HEBDO?
Damas y caballeros, bienvenidos a la guerra de los tiempos modernos. El nuevo juego de la guerra inicia de nuevo.