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viernes, 5 de agosto de 2016

Mi Avalancha Apache



Todavía recuerdo los golpes que me daba en la calle con mi tan querido "carro deslizador" o muy conocido "Avalancha Apache". Un juguete extremo para su tiempo. Jugábamos en plena calle sin importar si había autos, doñas con escobas, niñas con falditas y perros mordelones. Juguete extremo que necesitaba de una fuerza de empuje. Algo así como: alguna zona empinada, empujarse con las manos ridículamente, o lo ideal, usar un compañero. Y con la palabra: “después tú sigues” se podía pasar buenos y largos ratos. 

Los días de clases se hacían desesperantes y eternos. Ansiaba tener en mis manos el dichoso volante negro. A mi madre nunca le gustó la idea que estuviera toda las tardes en la calle con mi juguete, nunca le pareció buena. Quizá tenía razón. Pero como era niño pilucho (vago) pues no me importaba tanto. 

Frente a mí casa vivía un niño y también tenía su carro deslizador. Su nombre era Pedro, “Pedro pistolas” así le llamábamos por ser muy alebrestado con la gente. Que sin miedo, no dudó mucho en retarme a una carrera de cuadra completa con los tan afamados Avalanchas.  

Recuerdo ese día como si fuera ayer. Todavía me sigo preguntando: ¿dónde carajos salieron tantos chiquillos? porque ese día la calle estaba repleta de ellos. Los gritos no se hacían esperar:

¡Pinche Juan Carlos, gánale al Pedro pelota!

¡Gana Pedro, y te invito una torta!

Normalmente, en esos tiempos los niños no usaban algún equipo de protección para proteger su cuerpo. Y por la importancia de tal magnitud, tuvimos la necesidad de fabricar los nuestros. Utilizando botes de cartón de leche y cajas de galletas Marías. 

Todo estaba listo. Mi amigo Toño quien sería el motor de empuje, había entrenado un día antes toda una tarde corriendo como loco en el barrio para la dichosa carrera. Sintiéndose fuerte, seguro y con ánimos de no terminar en segundo lugar. (Le gustaba mi vecina Lourdes y solo la quería impresionar). 

En fin, todo estaba por iniciar. En la calle nos limitaba una meta con una raya echa de cal. Ahí estábamos: Pedro y Yo. Los niños que enfrentaban su valentía con semejantes carros deslizadores. 

Entonces gritaron: 3, 2, 1



¡Arrancan! 

¡Salimos disparados! Ambos contrincantes comenzamos la lucha para ver quien llegaba primero en darle la vuelta a la manzana. Era una carrera rápida, furiosa y con obstáculos. Ese día se le ocurrió dejar al papá de Toño, estacionado afuera de su casa el carro de refrescos de donde trabajaba. Era un obstáculo enorme para nuestra travesía. Por lo que tuvimos que hacer una fuerte maniobra y acostarnos en la Avalancha (carro deslizador). 

Así logramos cruzar el obstáculo. Pedro, en ese momento nos llevó ventaja. Entonces al llegar a la esquina, se cruzó una pareja frente a Pedro. Estos sin importancia alguna hicieron acto de amor dándose un fuerte abrazo y un largo beso. A Pedro no lo dejaron cruzar. Quien con furia y rabieta, gritó echando pestes diciendo —¡¿cómo era posible que estuvieran besándose en plena calle?! Nosotros en ese instante, tuvimos la ventaja que necesitábamos y así pudimos adelantar nuestra carrera. 

Llegando casi a la meta, mi fuerza de empuje "Toño" le comenzó una fuerte tos de aquellas que suelen decir de "perro". Por lo que rápido Pedro nos alcanzó. Y aproximándose a la meta, los gritos de todos los niños presentes no se hicieron esperar. La adrenalina cruzaba en mis venas y los ánimos de la multitud gritando: ¡Carlos! ¡Pedro! Se hacían sonar con más enjundia. Hasta que salió mi madre con una escoba y me tiró un escobazo. Pedro tomó ventaja y ganó gritando: 

¡Lero, Lero su mamá le pegó


Lo odio. Bueno, eso fue hace mucho. Yo creo que un día de estos los buscaré y le pediré la revancha. Si, en mi tan querida avalancha. (Si consigo una)

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viernes, 1 de noviembre de 2013

Recordando El Metal

En la infancia tuve mi primer acercamiento fuerte con el horror.

No hace falta ser un chamaco muy fantasioso para ver cosas donde no las hay; que la mano peluda, la llorona, que el jinete sin cabeza, que la típica carroza que cruza la calle a media noche, cosas de esas. Durante esa etapa en mi vida, descubrí los discos de acetatos de mis tíos. ¡Wow! El placer macabro que transmitían las portadas de aquellos discos no tenía par con la música que contenían.


Como buen ex-hipie, mis tíos hacían rugir el estereo con rolas como:Jimmy Hendrix, Los Rolling Stones, Traffic, Manis Joplin, Black Sabbath, Iron Buetterfly, el tan famoso Pink Floyod, y un etc.

Ahí conocí los géneros demoníacos, los suicidios, excesos, el precio de la fama, el desenfreno. Además, el por que de la gente tiende a tener el pelo tan largo. 
Sin embargo, a veces del estereo salían las notas pasadas de un Dark Side Of The Moon de Pink Floyd, la cavernosa voz de Leonard Cohen o el canto hiriente de Patti Smith.




Esa ansiedad perturbadora que por causas ajenas influenciadas echas ya por mis tíos, me hacia cada ves mas, adentrarme en el campo de esta música. De las cosas que siempre quise hacer, fue de aparentar ser algo así como los Kiss. En alguna ocasión use pinturas de mi madre para similar tales artistas, y les aseguro que el resultado no fue de el todo grato y placentero. Nada que ver con semejante apariencia.

Poco a poco fui optando por un sonido más placentero y tétrico a la vez. Un poco de Black Sabbath, que Ozzy y también un poco de Alice Cooper. Y después todo cambio a un extraño mundo de cosas mas estrafalarias y hechos de todo un poco mas al estilo, “mírenme lo que hago”.

Marilyn Manzon, un noventero que sigue incomodando a muchos. Y las cosas comenzaron un poco a cambiar. The Cure dejo de ser The Cure. Metalica entró en su etapa plena y oscura. Nirvana surgió como el mítico grupo subterráneo alternativo que nos hizo creer en lo que escuchábamos. 




Todavía siento lo mismo cuando lo vuelvo a escuchar.


Algunos grupos mas pesados en cuestión de Hevy metal, comenzaron a surgir. Y el mundo se hacia cada ves Hevy metalero. Nada que ver con los Beatles y Elvis , Michel Jackson que por causas ajenas también en ese tiempo nos dio por escucharlos. Si se trata de pasar un rato donde alojarse y recargar esa energía o sacar el coraje, la depresión, o hacer algún desmadre, era ese pequeño espacio de ese tiempo donde todo era alegría y alegría.


The Wall de Pink Floyd.

Este tema que hoy se ha convertido como la forma básica y rebelde de entrar en este mundo del el rock. Y cualquiera que quiere entrar, usa como esa bandera de decir: “Mírenme lo que soy y no me importa.” 

Muchos son los que tienen este llamado y salen con la bandera de yo también los soy. Pero pocos son los que aguantan y creen en este lugar de ideas intensas. Hoy en día el rock, para mi punto de vista se esta muriendo. Y esta en decadencia de ser un sonido retro. Como algo ochentero y noventero. No quiero criticar el sonido que hoy se escucha en un mago de oz., ni en un Limp Biskit, un Rammstein y un Green Day, ni en un Metallica de la actualidad y un etc. Por que lo sigo escuchando.
Pero alguien podrá decirme…

¿ Existirá  en Mtv algún espacio para estas cosas?

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