En el camino se queda todo… se pierde… se olvida.
1:25 am
Bajo las luces de los faros sobre las calles, solitarias llenas de silencio interrumpidas por algún caminante que deambula sin sentido alguno, solo por caminar.
Muerte: Te lo dije. Todos mienten.
Carlos: Es algo que ya no dudo mucho. Solo que… ya no lo quiero recordar.
Muerte: Deberías recordarlo, haber si así entiendes que esto del amor, es solo un invento que existe para creer que existes. Por que luego mueres. Caes en el abismo de la locura. ¿No comprendes nada? ¿No te das cuenta que cada vez que lo haces te apartas de lo que eres? Asiéndote al igual y semejanza a un verdadero idiota.
Carlos: No creo. No te debo entender, afín de cuentas, es solo un capricho que traigo metido en mi pecho desde hace mucho. No te debería de importar.
Muerte: Sabes, existen miles de propósitos baratos de los que te pudiera decir, que lo que hiciste, no era necesario. Le das importancia a algo que no tiene nada de importante. No tiene gracia alguna. No deberías romperte en mil pedazos llorando como un niño o como un loco demente perdido y sin sentido. Te comportas como un hombre.
Carlos: Tal ves tengas razón. Esto de ser lo que tal vez no eres, resulta ser un poco complicado. Esto del sufrimiento del amor, es un mito de los que muchos hombres han perdido todo. Te apostaría, que esto es diferente.
Esto es verdadero, puro, cristalino…limpio, diferente…
Muerte: ¿No te conté?, Que antes de encontrarte, hubo un hombre que estaba enamorado. Era un loco demente con estas cosas. Caprichudo tal cual payaso de circo creyente de ese amor. Y terminó en un letargo ausente y silencioso. Todo fue brutal para el. Perdió todo lo que había encontrado. Dejo de ser quien era, y se convirtió en una marioneta de sus crueles pensamientos. Dejo de ser quien es.
Carlos detuvo su caminar sobre la calle en donde el aullido de algunos perros rompía el silencio dejando a este caminante quieto y sereno. Con una mirada frívola saco de su mochila una libreta y se recargo bajo un faro de luz donde había pocos iluminados aquella calle.
Muerte: ¿Que haces? ¿Estas de nuevo escribiendo cosas para nada?
Carlos: Resulta ser que esto es más entretenido y barato hacerlo.
Muerte: Ya entiendo, no tienes otra cosa que hacer.
Carlos: ¿Pudiera ser, pero a ti que te importa? ¿Se supone que a estas horas tu trabajo es mas atenuante y entretenido con las tantas desgracias que a diario tienes?
Muerte: En ocasiones lo impredecible resulta ser lo más predecible de todo.
Sin miramiento alguno, Carlos hablando con voz alta y escribiendo como si supiera que era lo que seguiría ante la expectativa de su acompañante.
Carlos:
Necesito pensar en que decirte
Pensar en mentiras para hacerte feliz
Crear el momento y dejar que el futuro
Invada tus pensamientos.
Necesito hacerlo impensable
Provocar el llanto de un ciego
Haciendo que este llore de alegría.
Necesito pensar en ti
Creer en quien eres
Y compartir mis alegrías
De estas… de las que ya no tengo.
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