Lista Tío Sam 2025

La clase política mexicana (sí, esa élite bendita de la corrupción gourmet) anda con el Obrador atorado en la garganta. ¿La razón? Resulta que el Tío Sam —ese que todo lo ve y todo lo apunta— ya tiene su álbum Panini de políticos, familiares, amigos y mascotas metidos hasta las cejas en asuntos turbios. Y como buen anfitrión en su territorio, empezó a repartir cancelaciones de visas como si fueran volantes de feria… y lo que sigue: el congelamiento de cuentas bancarias bien lavaditas.

Mientras tanto, aquí en el país del “no pasa nada”, los implicados siguen cobijados por un “PRESIDENTÁ” que jura por Benito Juárez que no sabe nada, no vio nada y, francamente, no quiere saber nada. Así va directo al récord Guinness como la persona más orgullosamente ignorante de México.

Y justo ahora, el infortunio le cae a RICARDO MONREAL , otro ilustre condecorado por sus tratos finísimos con el narco. Pero no se preocupen, seguro aquí lo premian con otro cargo… o con una estatua.



El Sagrado Ritual del Cassette

Hubo un tiempo —no tan lejano— donde la música no venía de la nube, ni se podía repetir con un clic. Venía enrollada en una cinta magnética, frágil y caprichosa, dentro de un cassette.

Sí, ese rectángulo de plástico que hacía magia cuando lo metías al estéreo y presionabas "Play".

Teníamos una paciencia de monje zen: cuando la cinta se salía o se enredaba, no tirábamos el cassette… lo operábamos. Con cinta adhesiva, una pluma Bic y un poco de fe, lo dejábamos como nuevo.
Era cirugía emocional.
Porque ese cassette tenía nuestra música. Nuestra historia.


Grabar canciones de la radio era otro arte. Tenías que estar ahí, cazando el momento perfecto, con el dedo listo en el botón rojo. Y claro…

Siempre te salía el locutor arruinando la intro:
🎤 “¡La mejor música, en la estación que te pone a bailar, yeah!”
Y ahí quedaba, para siempre, entremezclado con tu canción favorita.

Cada 30 minutos había que darle la vuelta. Lado A, lado B. Un pequeño ritual mecánico que hoy parece una molestia… pero antes, era parte del viaje.

Los cassettes no tenían “skip”. Tenían rebobinado. Y si querías volver a tu canción favorita, te tocaba adivinar, adelantar, pasarte, volver, y repetir.

Pero, ¿sabes qué?
Todo eso lo hacía especial.
Hoy tenemos acceso a millones de canciones, pero no ese ritual.
No esa espera.
No ese cariño por lo imperfecto.

📼 Los cassettes no solo reproducían música. Reproducían momentos.
Y cada uno tenía un alma.

¿Cómo usas las IA?

Últimamente veo algunos asombrados, otros asustados, confusos o conspiranoicos por las respuestas que alguna "IA" dio en un video de Tiktok, noticias web o del boca a boca. Lo que les puedo decir sobre las "IA" es sólo una herramienta más que concentra toda información que es posible esté en Internet y lo demás lo agrega bajo el comportamiento y uso que tengas con la aplicación. No es el pitoniso y gurú que te dará la respuesta mágica. 

Y considero que tú "criterio" es la llave maestra para que de allá no contamine, adiestre o de plano no te haga pensar y te acostumbres ahora hacer caso a una aplicación tecnológica. (lo hacen las personas, no permitas que ahora esto lo haga por ti).

Investigando y confortando algunas IA llegué a esta conclusión:  

1. Pregunta, pero no obedezcas a ciegas.

Usa la IA como herramienta, no como oráculo. Si te da una respuesta, piensa: ¿Esto tiene sentido? ¿Lo usaría aunque me lo dijera un amigo? Si la respuesta es “no sé”, duda y contrasta.


2. No uses IA para decidir por ti, sino para pensar contigo.

Una IA buena no debería decirte “haz esto”, sino darte alternativas y consecuencias. Si te resuelve todo, te atrofia el juicio.


3. Asegúrate de tener una opinión antes de preguntar.

Si consultas a la IA sin tener una postura propia, te va a parecer inteligente cualquier cosa que te diga. Es mejor venir con una idea y usarla para debatir, confirmar o refutar.


4. Cuidado con las respuestas “demasiado perfectas”.

Cuando una respuesta suena perfecta, redondita y sin fisuras, es el momento de sospechar. Las buenas ideas suelen venir con dudas, límites y contexto, no como verdades absolutas.


5. Nunca uses la IA para justificar algo que no te atreves a pensar por ti mismo.

Ejemplo: “¿Está mal si dejo a mi pareja por mensaje?”. Si preguntas eso esperando que la IA te dé permiso, ya perdiste tu criterio. Mejor piensa por qué lo quieres hacer y si puedes sostenerlo con tus valores.



Y si lo quieres más practico:

MANUAL PRÁCTICO PARA NO VOLVERTE UN ZOMBI DIGITAL

1. Ten claro qué necesitas antes de preguntar.

No vengas a ver “qué dice la IA”. Ven con una duda real o un objetivo concreto. Ejemplo:

Mal: “Dime algo interesante sobre mi vida.”

Bien: “¿Qué técnicas puedo usar para organizar mi día sin apps?”


2. Si no entiendes la respuesta, no la repitas como loro.

¿La IA usó palabras raras? ¿Dijo algo que suena listo pero no lo entiendes? Entonces no lo has procesado. Pregunta de nuevo o simplifícalo tú mismo antes de aplicarlo.


3. Siempre piensa: ¿Esto aplica a mi contexto?

La IA no sabe si tienes hijos, vives en el campo o trabajas 12 horas. Adapta la respuesta o descártala. Si algo suena bien pero no aplica, es basura elegante.


4. Contrasta con el mundo real.

Antes de actuar, verifica. ¿Alguien ya hizo esto? ¿Qué pasó? ¿Hay otra fuente que lo respalde? Puedes buscar en internet, preguntar a alguien o usar el sentido común.


5. Usa la IA como un colaborador, no como un jefe.

Hazle preguntas, dale contexto, discútelo. No solo copies y pegues lo que diga.

Ejemplo práctico:

Tú: "Quiero crear un negocio de salsas caseras."

IA: "Haz un plan de marketing con redes sociales."

Tú: "No tengo redes. ¿Qué otras opciones tengo sin depender de internet?"

Así mantienes el control.


6. Si la respuesta te hace sentir superior, cuidado.

Cuando la IA te da una frase “filosófica” o “poderosa”, pregúntate si estás buscando verdad o dopamina. No confundas sabiduría con frases con cara de post de Instagram.


7. Usa la IA para entrenar tu juicio, no para saltártelo.

Haz preguntas difíciles. Pide pros y contras. Juega a rebatir lo que dice. Así creces tú, no solo tu archivo de respuestas guardadas.


6. No la conviertas en tu psicólogo, ni en tu gurú.

Puede darte ideas, pero no puede conocerte. Si usas IA para que te diga “todo va a estar bien”, te estás entrenando a depender de validación artificial.

En resumen:

La IA es como un espejo con esteroides. Te puede mostrar más cosas, pero tú decides qué hacer con eso. El criterio personal no se alimenta con respuestas; se entrena con preguntas bien hechas.

Entonces, las respuestas están ahí...el chiste es cómo las preguntas y cómo te las crees.