Un relato para el conejo
El conejo quiere su poema.
¡Mira tú!
Y encima me lo pone en mi lista de pendientes semanales... bueno, ¿qué le vamos a hacer?
Los conejos son desesperados por naturaleza, siempre nerviosos con su nariz oscilante y sus ojos perdidos.
El poema ya está. Se lo he enviado con el siguiente mensaje:
señor conejo, Bla, Bla, Bla. Bla, Bla, Bla.
Hubo varios intentos, muchos de ellos desagradables, tormentosos y hasta aburridos... al final me rendí.
Tenía que escribir un poema que me saliera a mí y no a una transparencia de Alicia colada en mi mano.
Descubrí que Alicia es una pésima poeta.
Pero el conejo, no, ese, creo que tiene alma de bohemio, aunque es un poco reborujado el pobre.
Así que en su 'honor' le he escrito su poema para "Alicia".
No se aceptan reclamaciones, en todo caso, es libre de no incluirlo si no le gusta ¿verdad?
Un abrazo desde la tibia y vaporizada casita de mi corazón.
Ahora sólo falta que le guste, porque eso de trabajar de encargo no sé si sea bueno o malo. (¿Cuándo saldrá el libro de ‘Alicia’?)
Hay muchos que tienen ideas sobre la prostitución del arte, yo nunca he tenido esos conflictos, aunque sí una tozuda reticencia a escribir por orden, tal vez se deba a mi falta de espiritualidad (lo primero, no lo segundo, lo de ‘ la tozudez’ es herencia genética de ambos lados del árbol)...
Pero supongo que no es que no tenga espiritualidad, sólo que no le he dado forma dentro de mí mismo.
Así que, sigue la búsqueda.
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