Loro Héroe

Un loro, cuyos graznidos de alarma alertaron a su dueña cuando una niña pequeña se estaba ahogando con su desayuno, fue galardonado como héroe. ¿Y cómo fue este milagro? Más bien dicho, como le hiso el loro para darse cuenta de tal suceso. Willie, un loro tipo Quaker, recibió el premio Animal Salvador de la Cruz Roja local por salvar a la morrita de tal accidente gastronómico. La dueña de Willie, (asi es como se llama el loro) Megan Howard, estaba cuidando a la niña de otra persona en noviembre. Howard salió del cuarto por un momento y la menor, Hannah, empezó a ahogarse con su desayuno. (Cosa que si es su niñera, pues deja mucho que desear de que ya cuide niños) Willie graznó repetidamente las palabras ''Mamá'' y ''Bebé'', además de batir sus alas. (¿Quién chingados le enseñaría semejante cosa?) Howard regresó a tiempo, encontrando que la niña que ya se estaba poniendo azul y dando de tundos. Howard salvó a Hannah realizando la llamada Maniobra de Heimlich (un procedimiento de primeros auxilios para desatascar los conductos respiratorios mediante compresión abdominal), pero dijo que Willie fue ''el verdadero héroe''. Willie el loro, recibió su premio el viernes durante un acto llamado ''Desayuno de Campeones'', al que asistió el gobernador de colorado Bill Ritter y el alcalde de Denver John Hickenlooper y el loro fue el chingón del día. Loros como estos hay por doquier así que no la frieguen y no los maten y vendan como si de cualquier cosa fueran. Si usted tiene algún loro, tanga en mente de que también le puede salvar la vida por X razón que pase, aquí esta mas que comprobado de lo que en algún lugar pasaron cosas por las que hay que pensárselas. Ño. Pero mientras esto pase…
agache y cúbrase en cualquier matorral.

El pensamiento oculto

Hay momentos que no se puede esperar más que lo impredecible.

3:40 am

Hospital del seguro social, noche sola en rincones y pasillos llenos de soledad y mormullos de gentes que durante el día penetran sus quejas, llantos y preocupación, en paredes heladas y lisas.

Carlos: Un…

Muerte: Ella.

Carlos: El.

Muerte: Se marcha.

Carlos: Camina.

Muerte: Calla.

Carlos: Y le mira.

Muerte: Deberías de saber que existen momentos y parar. Olvidar de donde saliste y ver la claridad de las cosas. Por que cuando te des cuenta, todo será inevitable.

Carlos: Cuando llegue ese momento perteneceré a otro nivel de pensamiento. Quizás al que un buen contador tenga. No sentiré más que las presiones de todo a mí alrededor. Seré un zombi financiero.

Muerte: Lo único que encontraras, es una caída de un nivel de tres pisos.

Carlos: Ya te estas preocupando de tener que levantarme de alguna caída. Yo no soy de ese tipo. Soy más que un caminante que tal vez termine con la caída de algún rayo.

¿No entra en lo divino?

Muerte: No. Es tan natural. Pero ya para estos tiempos lo natural resulta ser parte de la desgracia misma. Y termina en porcentaje de tantos como canicas en una bolsa.

Hoy estuve en un hospital mirando como la gente moría por estupideces de ideologías.

Siguen pensando que la felicidad la tiene el dinero.

Carlos: A veces sufro de esa felicidad. Como es momentánea solo me hace sentir cosas que no entenderías. Tu no sonríes, te mantienes firme en ese luto negro lleno de frió.

Muerte: Es mi trabajo. A nadie le importa. Solo le temen.

Carlos: Yo no le temo, solo le temo a encontrarme con el pasado que no quisiera encontrar. Ver en ese espejo mi parte que me hace sentir lo desgraciado que soy.

Muerte: Mira, muchos mueren antes de partir de esta vida. Y terminan en un lugar que nunca entenderán.

Carlos: ¿Quiénes?

Ambos miraron a un rincón donde un doctor le daba algunas pastillas a un paciente con una mirada perdida.

Carlos: Ya entiendo, sus ojos delatan lo que me dices. Se mira sin sentido y solo trata de no sentir el miedo a lo que encontrara. Pareciera que ya lo sabe.

Muerte: Eso es lo extraño. Algunos sonríen, otros lloran, y otros me miran con gran ilusión. Y eso me incomoda.

Carlos: ¿Qué te incomoda? Que miren la única oportunidad que les das a seguir su camino en el otro lado. Tal ves esperan el cielo…

Muerte: Esto del cielo, es solo un mito. No hay cielos, solo un principio.

Carlos: Entonces… ¿que somos? ¿La materia que pertenece a otra materia?

Muerte: No te lo puedo decir. ¿Para que quieres saber? Es mejor vivir con la incertidumbre y descubrir lo que no conoces. Aprender de lo que en el momento encuentras. Así es esto. Así es la vida.

Carlos: No lo dudaría. Solo que soy un hombre como todos. Quiero buscar alguna razón de todo.

Muerte: Eres igual que todos...