Un relato para el conejo

El conejo quiere su poema. ¡Mira tú! Y encima me lo pone en mi lista de pendientes semanales... bueno, ¿qué le vamos a hacer? Los conejos son desesperados por naturaleza, siempre nerviosos con su nariz oscilante y sus ojos perdidos. El poema ya está. Se lo he enviado con el siguiente mensaje: señor conejo, Bla, Bla, Bla. Bla, Bla, Bla. Hubo varios intentos, muchos de ellos desagradables, tormentosos y hasta aburridos... al final me rendí. Tenía que escribir un poema que me saliera a mí y no a una transparencia de Alicia colada en mi mano. Descubrí que Alicia es una pésima poeta. Pero el conejo, no, ese, creo que tiene alma de bohemio, aunque es un poco reborujado el pobre. Así que en su 'honor' le he escrito su poema para "Alicia". No se aceptan reclamaciones, en todo caso, es libre de no incluirlo si no le gusta ¿verdad? Un abrazo desde la tibia y vaporizada casita de mi corazón. Ahora sólo falta que le guste, porque eso de trabajar de encargo no sé si sea bueno o malo. (¿Cuándo saldrá el libro de ‘Alicia’?) Hay muchos que tienen ideas sobre la prostitución del arte, yo nunca he tenido esos conflictos, aunque sí una tozuda reticencia a escribir por orden, tal vez se deba a mi falta de espiritualidad (lo primero, no lo segundo, lo de ‘ la tozudez’ es herencia genética de ambos lados del árbol)... Pero supongo que no es que no tenga espiritualidad, sólo que no le he dado forma dentro de mí mismo. Así que, sigue la búsqueda.

La Jungla

Para llegar hasta aquí, gastamos un tanque completo de combustible fotónico, tardamos dos años buscando el planeta que mas se asemejara al nuestro, que fuera el tercer planeta de una estrella mediana con oxigeno y agua en grandes cantidades, con una biología basada en el carbono, que nos permitiera estudiar quizá alguna variante en la evolución de planetas gemelos. Lo encontramos, llegamos una lluviosa tarde, confiados en encontrar a sus habitantes. ¡Y vaya que lo encontramos! Miles de insectos, aves, y unos seres parecidos a nosotros aunque comparada con la de nuestro planeta las nuestras son jardines caseros, cualquiera que las conozca sabe lo terribles que son. No se parecen a esas escenas donde el joven y su bella prometida hacen el amor al amparo de los dulces sonidos nocturnos. ¡Mentira! En este lugar todo muerde, todo envenena, todo pica, todo se corrompe, es el esquema vivo y más brutal e todos. Nuestro equipo no resistió más que unas semanas, ahora todo se convirtió en pedazos de herrumbre. Bajo esta luna plateada en medio de la selva, nos acordamos que en nuestro entusiasmo no enviamos señales de rescate. Así que estamos irremediablemente perdidos para siempre en esta selva. Yo y mis compañeros nos volveremos fósiles, o simplemente nos pudriremos sin dejar rastro bajo este torridosol y esta humedad. Lo más triste es que no volveremos a ver nuestro planeta, ni podremos comunicar nuestros descubrimientos. Aquí la evolución tomo otro pavoroso rumbos y en vez del sabio y pacifico reino de los dinosaurios, los salvajes homo sapiens son los dueños de este planeta que en sus sucias manos esta conectado a la destrucción total.