Eran las dos de la madrugada, llevaba 2horas dando vueltas por la cama como un desesperado, los ojos desencajados por el esfuerzo que me suponía mantenerlos cerrados, las ovejas que estuve contando se me amontonaron por toda la habitación llenando el silencio sepulcral de mi noche de una desgarrada y amenazadora obscuridad.
Busque el interruptor apresuradamente, la luz me salvaría de aquella trágica invasión de rumiantes.
Pues allí estaba yo destapado encima de mi cama, mirando al techo y esperando a que el benévolo Morfeo se dignara visitarme y mandarme al mundo de los sueños.
Cansado de esperar, esperar y seguir esperando, me decidí encender mi ordenador y meterme a escribir esta cosa; como no tengo internet para poder chatear en algún msn en el que ya estuviera aburriéndome y con ello entrar a el sueño.